27 mayo, 2013
4 junio, 2013
MI AMIGO EL BASTON (S.Pureza)
Es el amigo más fiel que tengo.
Lo uso cuando lo necesito y siempre lo encuentro dispuesto a ayudarme.
Lo olvido en cualquier rincón y al encontrarlo de nuevo, continua acompañándome sin guardar resentimiento.
«Gracias, Señor, por ser una ayuda para muchos caminan-
tes, enfermos o ancianos.
Gracias por los ratos que descanso en el rincón esperando
que alguien me necesite de nuevo.
Gracias por mi misón de acompañar, de ser descanso y
apoyo para los demás.
Gracias por ser manejable, por no ser carga inútil, por ser
dócil y por no molestarme cuando me olvidan»
De verdad, no sé que haríamos sin nuestro amigo el bastón.
Lo uso cuando lo necesito y siempre lo encuentro dispuesto a ayudarme.
Lo olvido en cualquier rincón y al encontrarlo de nuevo, continua acompañándome sin guardar resentimiento.
Mi bastón es testigo de momentos muy íntimos en mi vida.
Me acompaña a comer, a dormir, a la Iglesía, está cerca de mí en la oración.
Gracias a mi bastón puedo pasear, puedo ir a recibir la comunión.
Cuando juego a las cartas en los jubilados, ahí está de pie en el rincón esperándome. Le puedo poner a la medida que necesito, subir o bajar como me venga mejor.
Solo tiene como misión servirme de apoyo, ayudarme a caminar con seguridad, acompañarme sin hacer ruido.
Si mi bastón pudiera hablar creo que diría así:
«Gracias, Señor, por ser una ayuda para muchos caminan-
tes, enfermos o ancianos.
Gracias por los ratos que descanso en el rincón esperando
que alguien me necesite de nuevo.
Gracias por mi misón de acompañar, de ser descanso y
apoyo para los demás.
Gracias por ser manejable, por no ser carga inútil, por ser
dócil y por no molestarme cuando me olvidan»
De verdad, no sé que haríamos sin nuestro amigo el bastón.
Antonia desde Salvatierra-Agurain