Cuando Miriam me propuso escribir algo para el Boletín anual de LA RED este año, no pensé en ello, ni sobre lo que iba a escribir, pero cuando hace unos días me escribió y me lo recordó, a mi mente vino alguien, KARMELE, nuestra querida KARMELE, así que estas palabras son un HOMENAJE Y UNA DEDICATORIA para ella y en su memoria, pues este año, y en este último boletín del año, con ellas, quiero dedicarle un espacio en el mismo y que quede para siempre.

Hace unos años, entré a formar parte de LA RED y a participar en ella, de la mano de KARMELE, ella fue quién me habló por primera vez de la existencia de LA RED, de las asociaciones y mujeres que la formáis y de las actividades y el trabajo que lleváis realizando a los largo de todos estos años de existencia. Me animó a asistir a las primeras reuniones y encuentros, para que fuera conociendo a las mujeres que formáis LA RED, y el trabajo desarrollado a lo largo de estos años. Era una oportunidad para conoceros y para darme a conocer y también dar a conocer mi trabajo como Facilitadora de Biodanza. Desde la primera reunión, me sentí cómoda, acogida, escuchada, aunque si bien es cierto, yo deseaba más escuchar, porque sentía que tenía mucho que escuchar y aprender. Pero con el tiempo, fui sintiendo la motivación de participar más y más y conocer más y conoceros a todas, y adquirí el compromiso de asistir a las reuniones y encuentros, participar, aportar y apoyar en lo que fuera necesario en cada momento. Cada reunión y encuentro a los que he asistido a lo largo de estos años, ha sido un viaje compartido, vivido, comentado, con Karmele, con su compañía, con su apoyo, con su presencia y su gran sabiduría.

Karmele, pasó de ser Mari Carmen Peña, la madre de una amiga de la infancia, a una gran amiga, un gran apoyo, una consejera y un ejemplo. Un ejemplo, que lo ha sido en vida, en vivir la vida con intensidad, con presencia, con honestidad, con convicciones, con determinación, con carácter, con decisión, con elegancia y delicadeza, clara, franca, sincera, directa, sabiendo estar en cada momento y lugar, y sabiendo ser discreta cuando era necesario. Y también un ejemplo, en el proceso de despedirse e irse, de vivir lúcidamente, a morir lúcidamente, se me saltan las lágrimas cuando escribo esto y veo que no voy a volver a compartir ningún otro momento con ella, pero es el duelo, y sé que tengo que vivirlo y pasarlo…y que la vida continua, y siempre te recordaré, porque formas parte de mi vida y también de la de muchas otras personas.

KARMELE, formarás siempre parte de LA RED, y LA RED seguirá tejiendo redes de afectos, encuentros, apoyos, saberes y contando con mujeres que como tú, creen en la sororidad, el apoyo y el enriquecimiento mutuo, la participación, el compromiso, la dedicación, el poder individual y el compartido, la presencia y la importancia de cada una, y en definitiva, un lugar donde poder SER y EXPRESARSE.

GRACIAS KARMELE Y HASTA SIEMPRE.